"Cuando observamos el océano vemos
que cada ola tiene un
principio y un final. Si observamos
más a fondo descubrimos que todas las olas están hechas de agua.
Aunque lleve la existencia de una ola,
vive también la vida del agua.
Sería triste que la ola no supiera que es agua. Pensará: “Algún día
tendré que morir. Este período de tiempo es la duración de mi vida y cuando
llegue a la orilla regresaré al no-ser.
Una ola puede reconocerse por los
signos: alta o baja, naciendo o desapareciendo, bella o fea. Pero en
el mundo del agua no hay signos. En el mundo de la verdad relativa,
la ola se siente feliz al crecer y se
siente triste al caer. Puede pensar
“soy alta” o “soy baja” y desarrollar un complejo de superioridad o
inferioridad. Pero cuando la ola percibe su verdadera naturaleza –que es el
agua- todos sus complejos desaparecen y trasciende el
nacimiento y la muerte."
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