jueves, 24 de octubre de 2013

Me-Di-Ta-Men-Te





Este texto esta extraido del libro: Consciencia la clave para vivir en equilibrio (Osho).

 " La mente es una perturbación de la conciencia, como las olas son una perturbación del mar.

 Algo ajeno ha intervenido: el viento. Algo procedente del exterior le ha ocurrido al mar, o a la conciencia -los pensamientos o el viento-, y se produce el caos. 

Pero el caos siempre está en la superficie. Las olas siempre están en la superficie. En las profundidades no hay oleaje; no puede haberlo, porque el viento no puede penetrar en las profundidades. 

Así pues, todo ocurre en la superficie. Si te desplazas hacia dentro, adquieres control. Si te desplazas desde la superficie hacia dentro, llegas al centro. De pronto, aunque la superficie esté perturbada, tú ya no estás perturbado. 


Toda la ciencia de la meditación consiste simplemente en centrarse, en moverse hacia el centro, echar raíces allí, quedarse a vivir allí.

 Y desde allí, toda la perspectiva cambia. Ahora, aunque haya olas, no pueden alcanzarte. 

Y ahora puedes darte cuenta de que no te pertenecen a ti, que solo hay un conflicto en la superficie con algo ajeno. Y cuando miras desde el centro, el conflicto acaba por desaparecer. 

Poco a poco te relajas. Poco a poco vas aceptando que, desde luego, sopla un viento muy fuerte y se van a formar olas, pero a ti eso no te preocupa, y cuando no estás preocupado puedes disfrutar hasta de las olas. No tienen nada de malo.

 El problema surge cuando también tú estás en la superficie. Estás en una barquita en la superficie, y empieza a soplar un viento fuerte y la marea está alta y todo el mar enloquece. Naturalmente, te preocupas, te mueres de miedo.

 Estás en peligro; en cualquier momento, las olas pueden volcar tu barquita; en cualquier momento puede presentarse la muerte. ¿Qué puedes hacer tú, con tu barquita? ¿Cómo vas a poder controlar nada?

 Si te pones a luchar con la olas, serás derrotado. Luchar no sirve de nada; tienes que aceptar las olas. De hecho, si eres capaz de aceptar las olas y dejas que tu barquita, por pequeña que sea, se mueva con ellas y no contra ellas, entonces no hay peligro. Las olas están ahí; tú simplemente te dejas llevar. 


Tú simplemente te mueves con ellas, no contra ellas. Te conviertes en parte de ellas. 

Entonces surge una enorme felicidad. En eso consiste todo el arte del surfing: en moverse con las olas y no contra ellas. Con ellas... hasta llegar a un punto en el que no te diferencias de ellas.

 El surfing se puede convertir en una gran meditación. Te puede proporcionar vistazos del interior, porque no es una lucha, es un dejarse llevar. 

Y entonces sabes que hasta las olas se pueden disfrutar... y eso se puede saber cuando observas todo el fenómeno desde el centro. Es como si vas atravesando un bosque y se juntan las nubes y caen muchos rayos y te "extravías y quieres llegar cuanto antes a casa.

 Eso es lo que está ocurriendo en la superficie: un viajero perdido, muchas nubes, muchos rayos; pronto caerá una lluvia torren-cial Tú quieres llegar a casa, a la seguridad del hogar... y por fin, llegas allí. Entonces te sientas dentro de tu casa y esperas a que caiga la lluvia. 

Ahora puedes disfrutarla. Ahora los relámpagos tienen una belleza propia. No era así cuando estabas fuera, perdido en el bosque; pero ahora, sentado dentro de tu casa, todo el fenómeno adquiere una enorme belleza.

 Ahora cae la lluvia y tú disfrutas con ello. Ahora ves los rayos y te gustan; suenan grandes truenos en las nubes y tú lo disfrutas, porque ahora estás seguro en el interior. 



En cuanto llegas al centro, empiezas a disfrutar con todo lo que ocurre en la superficie. 
 Así pues, todo consiste en no luchar en la superficie, sino deslizarse hacia el centro. 
 Entonces se adquiere dominio, y no un control forzado, sino un dominio que se produce espontáneamente cuando estás centrado.

 Centrarse en la conciencia es el dominio de la mente."

De Osho: Consciencia La Clave Para Vivir En Equilibrio (Capitulo: mente y meditación)


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